15 ene 2016

LA CANTÁRIDA, HIRIÓ DE MUERTE, A FERNANDO EL CATÓLICO

EN MADRIGALEJO, HACE QUINIENTOS AÑOS

LA CANTÁRIDA, HIRIÓ DE MUERTE, A FERNANDO EL  CATÓLICO 

 
Juan Antonio Pérez Mateos
Miércoles, 13 enero 2016



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Hace quinientos años, Madrigalejo entraría en la Historia de España. Fernando “El Católico” viajaba a Guadalupe para asistir a capítulo de las Ordenes de Calatrava y Alcántara. Moría, a los sesenta y tres años. El testamento lo firma el día antes de su muerte y deja sus posesiones a su hija Juana de Castilla y, como regente, a su nieto, Carlos V de Alemania y I de España. Era el 23 de enero de 1516, cuando el Rey moría a causa de un escarabajo, conocido como “la cantárida”, un afrodisiaco. Obsesionado por tener descendencia, un cáncer de útero, acabó con la vida de Isabel, la reina más poderosa del mundo.
 
Con sensibilidad, Madrigalejo corresponde ahora a un hecho tan histórico. A un tiro de piedra de la carretera Ex – 355, en una placa, en la “Casa de Santa María”, se lee: ”Falleció el muy alto y poderoso Rey Don Fernando el V. de gloriosa memoria, aquí en esta cámara de Madrigalejo en la casa de Nuestra señora Santa María de Guadalupe, miércoles día de San Ildefonso entre las tres y las cuatro de la mañana, que fueron XXIII días del mes de enero de MDXVI”.
 
En esa morada, debajo de un retrato del Rey, se lee: ”Un adivino había anunciado, muchos años antes, que don Fernando moriría en Madrigal de la Altas Torres - donde había nacido Doña Isabel - y él se guardó muy mucho de no poner nunca los pies allí. Antes de morir le había confesado fraile Tomás de Matienzo y, por el alma del Rey, “se pidieron diez mil misas”.
 
La Reina Isabel era rubia y Fernando un caballero de la época. Y lo que, en un principio, parecía un matrimonio político, se convertiría en una unión sentimental. El historiador, Joseph Pérez dice que esa unión de los Reyes Católicos sería más política que una simple unión dinástica y, sin duda, dejaría una gran huella en Europa.
 
Juan II de Aragón, padre de Fernando, deseaba una alianza con Castilla para hacer más estable la situación en la Península, dado los problemas con Cataluña y sus luchas con el Reino de Navarra. Isabel, joven y rubia, estaba en cautiverio y el Rey  se disfrazaría de mozo de mulas en Aragón, con el fin de pasar desapercibido por pagos castellanos, controlados por los hombres de Enrique IV. Isabel, joven y rubia, estaba en semicautiverio. Ni la mejor novela de caballería. La historia tendría un final feliz. Tras liberarla, se casarían. Fernando era aguerrido e inteligente, muy militar. Su cronista, Hernando del Pulgar, lo definía como discreto, mujeriego y el político más hábil del Renacimiento. Ella, sin embargo, monjil y poco atractiva. En el cuadro de “La mosca”, en la Colegiata de Toro, aparece, sin embargo, más agraciada y rubia.
 
Primer gran capitán de los tiempos modernos, Fernando ganó la batalla de Toro y reconquistó Granada; era el político más hábil del Renacimiento.
 

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